El 17 de febrero de 2016 quedó grabado en la memoria colectiva de Ciudad Juárez como un día profundamente emotivo y espiritual. Ese día, el Papa Francisco visitó la frontera norte de México como parte de su gira pastoral por el país, llevando un mensaje de esperanza, reconciliación y justicia social.
Su llegada al Aeropuerto Internacional Abraham González ocurrió alrededor de las 9:55 de la mañana. Lo recibieron con calidez monaguillos, niños de escuelas católicas, autoridades eclesiásticas y locales, además del coro y orquesta juvenil “Esperanza Azteca”, quienes con música y sonrisas dieron la bienvenida al Sumo Pontífice.
A bordo del papamóvil, Francisco recorrió algunas de las principales vialidades de la ciudad, saludando a miles de fieles que se congregaron desde tempranas horas para verlo pasar, muchos con lágrimas en los ojos, otros sosteniendo imágenes religiosas o banderas del Vaticano. Fue un momento profundamente simbólico para una ciudad marcada por años de violencia, pero también por la fuerza y fe de su gente.
Uno de los actos más significativos del día fue su visita al Centro de Readaptación Social No. 3, donde se reunió con más de 800 internos y sus familiares. Allí, el Papa dirigió un emotivo mensaje de perdón, dignidad y segundas oportunidades. Les recordó que “no todo está perdido” y que cada persona tiene derecho a reconstruir su vida. Este gesto fue visto como un acto de humanidad y de reconocimiento a la dignidad de las personas privadas de la libertad.
Más tarde, a las 4:00 de la tarde, celebró una misa masiva en la zona conocida como “El Punto”, justo a unos metros del Río Bravo, en la frontera con Estados Unidos. Esta celebración eucarística fue histórica por múltiples razones: no solo por la presencia de miles de fieles de ambos lados de la frontera, sino porque se convirtió en la primera misa binacional celebrada por un Papa, transmitida simultáneamente en El Paso, Texas, con la participación de fieles estadounidenses.
Durante la homilía, el Papa Francisco bendijo una enorme cruz colocada frente al muro fronterizo, dedicada a los migrantes que han perdido la vida en su intento por cruzar hacia Estados Unidos. Fue un gesto profundamente simbólico que conmovió al mundo y visibilizó la crisis migratoria desde una perspectiva de compasión y justicia.
La visita del Papa Francisco a Ciudad Juárez fue más que un evento religioso; fue un acto de paz, de encuentro y de esperanza para una ciudad que, en medio del dolor, sigue de pie con fe y dignidad.
