Washington— El Ejército de Estados Unidos anunció acciones disciplinarias contra 21 soldados y suboficiales en Fort Hood, Texas, en relación con la muerte el año pasado de la soldado de origen mexicano Vanessa Guillén, que estuvo desaparecida por dos meses antes de que se encontrase su cuerpo.
Las sanciones, que incluyen el despido de ocho altos mandos, son las últimas medidas del Ejército en respuesta a la desaparición y muerte de Guillén, que sacó a la luz los fallos generalizados en la dirección de una base con altas tasas de agresiones sexuales, acoso, drogadicción y otros problemas.
Además, en una nueva revelación, un reporte del Ejercitó culpó al cuerpo por permitir la huida del asesino de Guillén, que se quitó la vida más tarde. La “mala comunicación” entre los militares que custodiaban al soldado Aaron Robinson impidió advertir claramente que se trataba de una persona de “gran interés” en el caso, lo que contribuyó a su capacidad para huir de una sala de conferencias, agregó. Se suicidó durante la persecución.
Aunque las sanciones anunciadas el viernes suponen una condena generalizada a los soldados en la cadena de mando de Guillén, no se han presentado cargos penales contra ninguno de ellos. En su lugar, fueron relevados o recibieron cartas formales de reprimenda que formarán parte de su expediente por siempre, o ambas cosas. En muchos casos, estas medidas disciplinarias suponen el final de la carrera militar.