La tormenta tropical Alberto avanzaba hacia el noreste de México la madrugada del jueves como la primera tormenta con nombre de la temporada, con intensas lluvias que ya habían provocado tres muertes pero también llevaban algo de esperanza a una región castigada por una prolongada y grave sequía.
Las autoridades mexicanas restaron importancia al riesgo que suponía Alberto y en su lugar se centraron en la esperanza de que aliviara las necesidades de agua de la sedienta región.
El secretario de Recursos Hidráulicos del estado de Tamaulipas, Raúl Quiroga Álvarez, dijo en una conferencia de prensa el miércoles por la noche que la velocidad del viento de la tormenta no se consideraba un riesgo y sugirió que la gente recibiera el meteoro con alegría.