Aumentan las tensiones mientras Canadá se une a Estados Unidos en la disputa comercial con México por la prohibición del maíz transgénico.
En un giro sorprendente, Canadá ha decidido unirse a la controversia promovida por Estados Unidos bajo el acuerdo trilateral T-MEC contra la decisión de México de no comprar maíz transgénico para la alimentación humana.
La posición mexicana también incluye la prohibición del uso de glifosato, argumentando los daños que este producto puede causar a la salud humana.
En una declaración conjunta, las ministras de Comercio Internacional y Agricultura de Canadá, Mary Ng y Marie-Claude Bibeau, respectivamente, expresaron su preocupación compartida con Estados Unidos de que las medidas adoptadas por México no cuentan con respaldo científico y tienen el potencial de interrumpir innecesariamente el comercio en el mercado de América del Norte.
Esta unión de posturas se produce después de que no se lograran avances en las primeras consultas solicitadas en el marco del capítulo 9 del T-MEC, ya que el plazo venció el 7 de abril.
Katherine Tai, representante comercial de Estados Unidos, solicitó el 2 de junio consultas bajo el capítulo 31 del T-MEC debido a las medidas descritas en el decreto presidencial emitido por México en febrero. El acuerdo hacía referencia a las disposiciones sobre el maíz transgénico que se establecieron en otro decreto presidencial emitido en diciembre de 2020.
Las nuevas consultas se refieren a la prohibición del uso de maíz transgénico para la elaboración de tortillas y masas, la intención de sustituir gradualmente el uso de maíz biotecnológico en todos los productos para consumo humano y animal, así como al rechazo de solicitudes de autorización para la importación y venta de ciertos productos biotecnológicos.
La Secretaría de Economía de México señaló el mismo 2 de junio que demostrará con datos y evidencia en el diálogo con su socio comercial que los argumentos planteados no son correctos, ya que el país produce el doble de maíz blanco del que se destina a los productos en cuestión, por lo que no hay un impacto comercial.
Sin embargo, la disputa se ha intensificado con la decisión de Canadá de unirse como tercer país en las consultas solicitadas por Estados Unidos.