San Salvador se prepara para recibir a atletas de 36 naciones en los XXIV Juegos Centroamericanos y del Caribe.
En un emocionante evento que trasciende el tiempo y la historia, los XXIV Juegos Centroamericanos y del Caribe están listos para encender la pasión deportiva. Con la participación de 36 países y más de 5.500 atletas, San Salvador se prepara para ser la sede de esta esperada competencia, reemplazando a Panamá, quien lamentablemente tuvo que ceder debido a los estragos causados por la pandemia de la COVID-19.
La ceremonia del encendido del fuego nuevo, encabezada por María José Alcalá, presidenta del Comité Olímpico Mexicano, y Yamil Bukele, presidente del Comité Organizador de los juegos, se llevó a cabo en el imponente basamento de la pirámide de la Luna, ubicada en la ancestral Zona Arqueológica de Teotihuacán. Este antiguo ritual mesoamericano, que simboliza el fin y el inicio de un nuevo ciclo, marca el punto de partida de una competencia en la que convergen tradiciones, respeto y el anhelo de una victoria justa.
Para Yamil Bukele, esta ceremonia representa una oportunidad de renacimiento, una luz en medio de la adversidad. Con determinación, El Salvador se levanta para rescatar unos juegos que parecían perdidos debido a la pandemia. “El pueblo mexicano está hecho de tradiciones y nos honra estar aquí para recibir el fuego nuevo y demostrarle al mundo lo que El Salvador es capaz de lograr”, afirmó con convicción.
Sin embargo, detrás de esta llama encendida y de las palabras inspiradoras, se yerguen desafíos y responsabilidades. La capacidad de San Salvador para acoger un evento de tal magnitud y garantizar unas competencias seguras y justas se presenta como un desafío a enfrentar. Los ojos del mundo estarán puestos en El Salvador, esperando que la organización esté a la altura de las circunstancias y que los atletas encuentren un entorno propicio para mostrar su talento y logros.
En un gesto de unidad y hospitalidad, Armando Bruni, presidente del Comité Olímpico de El Salvador, y Delmy Cañas, embajadora del país en México, también estuvieron presentes en la ceremonia del encendido del fuego nuevo. Este acto simbólico refuerza el compromiso de El Salvador con la realización exitosa de los juegos y crea un ambiente de camaradería entre los países participantes.
La competencia no solo es un escenario para la gloria deportiva, sino también para el encuentro de ex medallistas olímpicos mexicanos, como Jesús Mena, Carlos Mercenario, Iridia Salazar, Joel Sánchez y Fernando Platas. Su presencia en esta ceremonia destaca la importancia de estos juegos en la región y el legado que dejan para las generaciones futuras.
Con los brazos abiertos y una llama ardiente en el corazón, San Salvador espera ansiosamente la llegada de los atletas y visitantes de los 36 países participantes. La pasión, el respeto y la sana competencia serán los pilares de estos XXIV Juegos Centroamericanos y del Caribe, donde los sueños se entrelazan con la realidad y donde el deporte se convierte en un lenguaje universal de unión y superación.