El inicio de 2025 trajo consigo un incremento significativo en el precio del diésel en México, que ahora es 8.8% mayor que a principios de 2024, alcanzando los 25.76 pesos por litro. Este aumento, derivado del ajuste al Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS), genera preocupaciones sobre el alza en las tarifas de transporte y, en consecuencia, en los precios de alimentos y productos básicos.
Factores detrás del incremento
A partir del 1 de enero, el IEPS aplicado al diésel se fijó en 7.0946 pesos por litro, sumándose a otros elementos como el precio internacional del petróleo, el tipo de cambio, costos logísticos y márgenes de utilidad de las estaciones de servicio. Según datos de Pettinelli y el Inegi, en 2024, el precio promedio del diésel aumentó 5.02%, en comparación con un 2.67% del año anterior, reflejando una tendencia al alza que afecta directamente al sector transporte.
Impacto en el transporte y las tarifas
El diésel representa entre el 30% y el 40% del costo operativo de las empresas transportistas, por lo que cualquier incremento se traduce en ajustes inmediatos a las tarifas de fletes. Manuel Sotelo, vicepresidente de la Cámara Nacional del Autotransporte de Carga (Canacar) de la Región Norte, explicó que muchas empresas ya contemplan en sus contratos cláusulas que actualizan tarifas conforme suben los costos del combustible.
Por ejemplo, el aumento del 8.8% en el precio del diésel ha impactado entre un 2.22% y un 3.37% en los costos de los transportistas, lo que se traduce en un incremento directo en los precios finales de los productos.
El caso de Estados Unidos
Aunque en Estados Unidos el incremento anual del diésel fue del 9.10% al cierre de 2024, el precio por litro sigue siendo considerablemente menor que en México, promediando 19.12 pesos. En la región de la Costa del Golfo, el costo más bajo es de 17.44 pesos, mientras que en California, con el precio más alto, cerró en 24.97 pesos por litro.
En el mercado estadounidense, el 48% del precio del diésel depende del costo del petróleo, mientras que el resto se distribuye entre refinación (14%), distribución (21%) e impuestos (17%).
Conclusión: un efecto en cadena
El aumento en el precio del diésel no solo afecta a los transportistas, sino que genera una cascada de incrementos en el costo de bienes y servicios. Con el diésel como un insumo clave para el sector transporte, su alza continuará trasladándose a los consumidores finales, presionando la economía familiar y empresarial.