Lo intentaron en agosto y lo han conseguido el día de Año Nuevo con un ataque desde el exterior y un motín dentro del penal Cereso 3 de Ciudad Juárez, una acción coordinada para liberar al líder de los Mexicles, Ernesto Alfredo Piñón de la Cruz, El Neto. Con él se evadieron 24 reclusos más, después de un tiroteo en el que murieron 10 carceleros y siete presos. La revuelta ha puesto de manifiesto, una vez más, la situación de hacinamiento en algunas cárceles mexicanas, pero también las condiciones lujosas de algunas celdas en las que los narcos más peligrosos tienen televisión, disponen de celulares, armas y cajas fuertes donde almacenan los pingües beneficios de una venta de drogas bien surtida. De todo ello han informado las autoridades federales, quienes han insistido en que el Cereso 3 es una cárcel estatal de cuyas condiciones debe responder la gubernatura de Chihuahua.
El día de Año Nuevo es de esas fechas que usan los delincuentes para sus tropelías, en el entendido de que la guardia está más baja de lo habitual. Pero en el Cereso 3 ya estaban advertidos, porque el pasado agosto se dio un motín en el que ya se mencionaba a El Neto como el objetivo del altercado. “Él es el origen de todo”, ha dicho el secretario de la Defensa, Luis Cresencio Sandoval, en rueda de prensa. También quien detonó “toda la situación de hace unos meses” en Ciudad Juárez. Ahora solo queda enterrar a los muertos y buscar a los fugados, una tarea en la que se afanan cerca de un millar de agentes del Ejército, Guardia Nacional y policía estatal, con cercos en la ciudad fronteriza, estaciones de autobuses, aeropuerto y cruces aduaneros por donde cada día entran miles de personas hacia Estados Unidos.
A las seis y media de la mañana del domingo empezaron los altercados en la ciudad, acciones para despistar a la policía del objetivo principal, el asalto al Cereso 3. A esa hora se agredió a un custodio del garitón. Hubo una segunda escaramuza entre policías y delincuentes en otra calle en la que dos agresores fueron abatidos. Media hora más tarde, se inició el motín y el jefe de los custodios desplegó a sus fuerzas para controlarlo. Le costó caro. Los presos tenían armas y las descargaron mortalmente contra 10 oficiales de seguridad. “Fueron agredidos por los internos, que contaban con armas de fuego”, ha asegurado Sandoval. Alrededor de la cárcel se habían acercado varias furgonetas blindadas con hombres armados, como pudieron observar los vecinos. Los tiroteos eran parte del plan y algunas balas hirieron a familiares de los encarcelados que estaban esperando para las visitas, según han reportado medios locales. El caos tenía su ruido dentro y fuera.
Con una cárcel en la que conviven 3.901 internos, muy por encima de la población que puede soportar, algunos de ellos de alta peligrosidad, la policía municipal se limitó a pedir refuerzos desde el exterior y fueron militares, guardias nacionales y policía estatal quienes entraron “a las 10 de la mañana”, según la información facilitada por Sandoval y la secretaria de Seguridad, Rosa Icela Rodríguez, para dar por controlada la situación “al mediodía”. Para entonces el motín había dejado su rastro de caos y muerte: columnas de humo negro podían verse desde la calle y las armas fueron usadas con profusión. Cuando se apagaron los fuegos y se hizo recuento, dentro del penal se aseguraron siete armas largas y otras 17 en las acciones desplegadas en la calle. Y un total de 9 armas cortas. Cartuchos, chalecos antibalas y decenas de dosis de drogas.
El plan estaba perfectamente orquestado y en apenas unos minutos, pasadas las seis de la mañana, según reportes de la policía municipal citadas en medios locales, los delincuentes dieron con los pasillos y las celdas y liberaron a El Neto. Pero el desorden permitió la evasión de 24 reclusos más, quienes sembraron el pánico en varias calles, despojando a los ciudadanos de sus coches para darse a la fuga. El portal digital Sin Embargo menciona hasta cuatro vecinos que fueron obligados a salir de sus vehículos y entregarlos a los delincuentes.
El Neto es el líder de los Mexicles, un grupo criminal ligado al cartel de Caborca, encarcelado en Cereso 3 desde 2009 por delitos de secuestro y homicidio, en una carrera criminal que empezó a muy corta edad y que le ha ligado a distintos cárteles. El motín que se desató el pasado agosto en esa misma cárcel tenía el objetivo de liberar al criminal, pero no lo consiguieron. Para ello se desencadenó una pelea entre los Mexicles y los Chapos, supuestamente ordenada por él. “El narco más duro y desalmado del grupo criminal de los Mexicle, El Neto, sustituto de El Lalo, se fugó hoy del Cereso auxiliado por un comando armado. Ha sido uno de los generadores de mayor violencia en la ciudad desde el penal, y ahora vuelve a las calles”, ha resumido en un tuit el anterior gobernador de Chihuahua, el panista Javier Corral.
La política se ha dejado oír tras este ataque que ha costado la vida a 10 oficiales de prisiones. Corral ha acusado a la actual gobernadora, la también panista Maru Campus, de tener a antiguos colaboradores del gobernador César Duarte (PRI) “controlando los penales de Chihuahua”, y ha mencionado a Eduardo Guerrero Durán, director de prisiones en la Administración de Duarte, un hombre con un pasado de acusaciones de corrupción y relaciones con el narco. Algunas informaciones le vinculan con sobornos para permitir una tercera fuga de El Chapo. César Duarte está encarcelado en estos momentos, relacionado con varios procesos judiciales.
En esta madeja de corrupción y criminalidad se desenvuelven ahora las declaraciones políticas. En la conferencia de prensa de esta mañana, tanto Rosa Icela Rodríguez como el general Sandoval han marcado insistentemente la responsabilidad “estatal” del Cereso 3. “La seguridad depende del Estado. A nivel federal hay programas para mover a los reos si hay exceso [de población carcelaria], pero no hemos recibido solicitud, son trámites que debe hacer el Estado”, han señalado. “Hace falta que algunos Estados trabajen de mejor manera en los penales, y la mejor manera es prevenir y con diversas acciones, no solo con el traslado de los [presos] peligrosos”, ha señalado más directamente Rodríguez.
Sandoval ha informado de que ya se tiene personal previsto para un eventual traslado de reclusos, dado que hay “una petición, pero aún no está completa por parte del Estado”. El general también ha mencionado las “celdas VIP” que existen en el Cereso 3 y la incautación de 1,7 millones de pesos en una caja fuerte de una de ellas. “Son celdas muy arregladas, en condiciones distintas de las demás”. De ellas escapó este domingo uno de los delincuentes más pesados de México. El Neto ya está en las calles.
Con información de El País