La noche del jueves, la península de Reykjanes, en el suroeste de Islandia, fue escenario de un impresionante espectáculo natural. Un volcán en la región entró en erupción por sexta vez desde diciembre, iluminando el cielo nocturno con ríos de lava roja que capturaron la atención de todos.
La erupción comenzó poco después de las 21:00 horas, hora local, marcando el sexto episodio de actividad volcánica en la zona en menos de un año. En esta ocasión, una nueva fisura de 4 kilómetros se abrió en el cráter Sundhnúkur, precedida por una serie de intensos terremotos que anunciaban la inminente erupción. El flujo de lava, visible desde grandes distancias, ha creado un espectáculo nocturno que podría prolongarse durante varios días o incluso semanas, siguiendo los patrones de erupciones anteriores.
Aunque el evento es de gran magnitud, las autoridades islandesas han asegurado que los efectos de la erupción permanecen localizados y no representan una amenaza inmediata para las zonas pobladas. No obstante, se han tomado medidas preventivas, como el cierre de carreteras cercanas a la erupción. La emisión de gases volcánicos en las proximidades también ha generado precauciones adicionales, con equipos de monitoreo que mantienen una vigilancia constante sobre la actividad sísmica y volcánica.