Las selvas húmedas del sureste mexicano han sufrido una pérdida alarmante del 49% de su territorio en las últimas décadas, según datos proporcionados por la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio). Sin embargo, la noticia más preocupante es que la construcción del Tren Maya, el proyecto emblemático del presidente Andrés Manuel López Obrador, ha causado lo que los activistas medioambientales describen como un “ecocidio” en esta región, al arrasar más de 10 millones de árboles, según advirtieron activistas medioambientales a la agencia de noticias EFE durante un recorrido por la zona.
La organización “Sélvame del Tren” en Quintana Roo, sureste de México, ha estado luchando incansablemente para proteger esta frágil selva, que ha sido fundamental en la biodiversidad y equilibrio ecológico de la región. Roberto Rojo, un miembro de esta organización, declaró: “Hemos estado luchando todo este tiempo y, sin embargo, hasta ahora no logramos salvar este fragmento de selva que se tiró. Calculamos que se ‘asesinaron’ más de 10 millones de árboles de una de las selvas saludables que nos quedan en México”.
La preocupación radica en el tramo 5 del Tren Maya, que se extiende desde Cancún hasta Playa del Carmen, una región conocida por su extensa red de cuevas y cenotes, que son esenciales para el ecosistema y el turismo de la zona. Inicialmente, el Gobierno prometió que la construcción del tren se llevaría a cabo de manera paralela a la carretera existente, pero posteriormente cambiaron de planes, decidiendo atravesar la selva, lo que ha provocado una deforestación masiva.
Aracely Domínguez, presidenta del Grupo Ecologista del Mayab (Gema), ha liderado los esfuerzos para frenar el tramo 5 del Tren Maya a través de amparos legales. Afirmó que la premura por completar la obra conllevó ahorros en procedimientos y la falta de evaluación adecuada de los impactos a corto, mediano y largo plazo. “Va a tener efectos a corto, mediano y largo plazo que no fueron evaluados, que no fueron mitigados y que podrían haberse mitigado de muchas maneras si se hubieran hecho los estudios necesarios para determinar cuál era la ruta adecuada”, señaló Domínguez.
Sin embargo, los esfuerzos legales para detener el proyecto han sido infructuosos, ya que en mayo el presidente López Obrador declaró las instalaciones del Tren Maya como estratégicas, prioritarias, de interés público y de seguridad nacional. Esto ha dejado a los activistas sin muchas opciones para frenar el avance del tren.
Rojo y Domínguez advierten que el daño causado por la construcción del Tren Maya es “irreparable” y hacen un llamado a detener la construcción del tren para permitir que la selva se regenere y restaure su equilibrio ecológico. La pérdida de esta valiosa selva húmeda es un recordatorio de la importancia de equilibrar el desarrollo de infraestructuras con la protección del medio ambiente y la conservación de la biodiversidad en una de las regiones más ricas en diversidad biológica de México.