Una propuesta histórica que rompería fronteras.
Alejandra De La Vega, empresaria y dueña del club de fútbol FC Juárez, sorprendió recientemente al revelar su ambicioso plan de construir el primer estadio binacional de Norteamérica, ubicado estratégicamente a caballo entre Ciudad Juárez, México, y El Paso, Texas. La propuesta contempla levantar la estructura justo sobre el Río Bravo, de modo que la mitad del estadio esté en territorio mexicano y la otra en suelo estadounidense.

El proyecto no solo sería una hazaña arquitectónica, sino también un símbolo de unidad entre dos ciudades hermanas que, a pesar de estar divididas por una frontera internacional, comparten una fuerte conexión cultural, social y económica. De concretarse, este estadio se convertiría en un referente mundial por su diseño, su significado y por las complejidades logísticas que implica.
Según De La Vega, el objetivo es que este recinto no solo albergue partidos de los Bravos de Juárez, sino también eventos deportivos internacionales, conciertos y actividades binacionales que promuevan el intercambio entre ambas comunidades. “Queremos que el estadio sea un punto de encuentro, no una línea divisoria”, afirmó.
Los retos son considerables: desde aspectos legales y migratorios hasta cuestiones de infraestructura, seguridad y permisos de ambos gobiernos. Sin embargo, la visión es clara: crear un espacio único donde el deporte y la cultura derriben muros y unan a las personas.
Este ambicioso plan ya ha generado reacciones a nivel local e internacional, despertando el interés de arquitectos, urbanistas y fanáticos del deporte. De materializarse, el estadio no solo transformaría la forma en que se vive el fútbol en la región, sino que marcaría un antes y un después en la historia de la frontera norte.
Por ahora, el proyecto se encuentra en fase de planeación y estudio, pero la posibilidad de ver ondear dos banderas en un mismo estadio, animando a un mismo equipo desde dos países distintos, es una idea que ya está capturando la imaginación de muchos.