La Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó un informe que pone en cifras el fuerte golpe que significó la pandemia de Covid-19 para la salud global: entre 2019 y 2022, la esperanza de vida mundial se redujo en 1.8 años. Esta caída representa uno de los retrocesos más marcados en décadas recientes y refleja cómo la emergencia sanitaria revirtió buena parte del progreso acumulado en salud pública.
Impacto más allá de los contagios y muertes
Además de las pérdidas humanas directas provocadas por el virus, la OMS advierte sobre efectos menos visibles pero igualmente graves: el aumento de los niveles de ansiedad y depresión en todo el mundo. Estos trastornos mentales contribuyeron a disminuir la esperanza de vida saludable global en seis semanas. Esto significa que las personas no solo viven menos, sino que también pasan más tiempo enfrentando enfermedades o discapacidades.
El informe señala que estos impactos han “anulado la mayor parte” de los avances logrados previamente en la reducción de muertes por enfermedades no transmisibles, como las cardiovasculares o el cáncer. La atención médica se desvió para atender la emergencia, interrumpiendo tratamientos, diagnósticos y programas de prevención.
Una llamada de atención global
Para la OMS, estos hallazgos subrayan la necesidad urgente de fortalecer los sistemas de salud, no solo para responder a futuras pandemias, sino también para proteger el bienestar mental y físico de la población mundial. El informe plantea que la salud mental debe ocupar un lugar central en las políticas públicas, ya que se ha convertido en un componente clave para la recuperación y la resiliencia social.
En palabras del organismo, los datos reflejan que la pandemia no solo cobró millones de vidas, sino que también deterioró profundamente la calidad de vida de millones más, dejando una huella duradera que el mundo aún está tratando de sanar.