El Papa Francisco protagonizó un histórico encuentro en el Vaticano al recibir a un grupo de mujeres transgénero, muchas de las cuales son trabajadoras sexuales o migrantes de América Latina. Este almuerzo especial tuvo lugar en conmemoración al “Día Mundial de los Pobres” de la Iglesia Católica la semana pasada.
La relación cercana entre el pontífice y estas mujeres transgénero se ha fortalecido desde que el Papa las ayudó durante la pandemia de COVID-19, cuando se vieron imposibilitadas de trabajar. Ahora, mantienen reuniones mensuales para visitas VIP, donde reciben medicamentos, dinero y otros recursos, según informa The Associated Press.
“Antes, la iglesia estaba cerrada para nosotros. No nos veían como personas normales, nos veían como el diablo”, expresó Andrea Paola Torres López, una miembro del grupo transgénero, en una entrevista con AP.
La invitación a estas mujeres transgénero se produce después de que el Vaticano emitiera un documento controvertido a principios de mes, afirmando que las personas que sufren trastornos de identidad de género pueden ser bautizadas o nombradas padrinos bajo circunstancias específicas.
Aunque la guía del Vaticano ha sido elogiada por defensores de los derechos LGBTQ+, algunos críticos señalan que su ambigüedad podría complicar su implementación en el clero. El documento destaca que la decisión de bautizar a personas con trastornos de identidad de género no debe causar “escándalo” o “desorientación”, especificación que se aplica también a su elegibilidad como padrinos o testigos en matrimonios.
La Iglesia Católica mantiene su enseñanza de que la ideología de género y los estilos de vida transgénero son considerados un “grave trastorno” que requiere corrección a través de la terapia espiritual y secular.
Este gesto del Papa Francisco hacia las mujeres transgénero subraya una nueva dirección de inclusión dentro de la Iglesia Católica, marcando un hito en la relación entre la institución y las comunidades marginadas.