Según cálculos de Sovereign Limits, una base de datos especializada en fronteras internacionales, Estados Unidos reclama el 46 % del Golfo de México, mientras que México reivindica el 49 %.
Las zonas marítimas se dividen en categorías según su distancia de la costa. Los mares territoriales son las aguas más cercanas a un país, donde se aplican sus leyes de la misma forma que en tierra firme. Más allá de esta franja, cada nación posee una zona económica exclusiva (ZEE), donde tiene control sobre los recursos en el agua, como la pesca, así como sobre los del lecho marino, incluyendo petróleo y gas. Además, el golfo cuenta con áreas de alta mar, en las que los países pueden mantener derechos sobre los recursos del subsuelo.
Como en muchas otras regiones del mundo, las fronteras marítimas en el Golfo de México han sido establecidas por acuerdos entre los países costeros. Según Kevin Danaher y Marissa Wood, de Sovereign Limits, el área está “completamente cubierta por fronteras marítimas establecidas”.
El Golfo de México ha aparecido en mapas desde hace siglos, pero los cambios de nombre geográfico son frecuentes a lo largo de la historia. Este tipo de modificaciones impactan directamente a agencias federales de Estados Unidos que cartografían la región o la mencionan en informes oficiales. Empresas como Google y Apple han comenzado a mostrar el nombre “Golfo de América” a usuarios en Estados Unidos, aunque en otros casos el cambio sigue siendo opcional.