El Gobierno ruso anunció que, a partir del 1 de septiembre, todos los teléfonos móviles y tabletas vendidos en el país deberán incluir de forma obligatoria la aplicación MAX, un servicio de mensajería respaldado por el Estado y presentado como alternativa a WhatsApp. Críticos advierten que esta herramienta podría usarse con fines de vigilancia.
La medida llega después de que Rusia limitara algunas funciones en WhatsApp y Telegram, acusando a estas plataformas extranjeras de no colaborar con las autoridades en casos de fraude y terrorismo. Con MAX, Moscú busca fortalecer el control sobre el espacio digital y, al mismo tiempo, integrar la aplicación con servicios gubernamentales para ampliar su alcance.
Además de MAX, el Gobierno confirmó que RuStore, la tienda nacional de aplicaciones, deberá estar preinstalada no solo en dispositivos Android —como ocurre actualmente— sino también en los de Apple. La disposición refleja el esfuerzo de Rusia por reducir la dependencia de servicios tecnológicos extranjeros y consolidar su propio ecosistema digital.