San Antonio, Texas, ha ofrecido más de 500 hectáreas de terreno cercano a la frontera con México para que el próximo gobierno de Estados Unidos, encabezado por Donald Trump, lo utilice como un gran centro de detención para migrantes indocumentados, en el marco de su plan de deportaciones masivas.
En una carta, la Oficina General de Tierras de Texas informó que está “totalmente preparada” para llegar a un acuerdo con el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) y permitir la construcción de instalaciones destinadas a “procesar, detener y coordinar” las deportaciones en un terreno de 567 hectáreas ubicado en el condado de Starr, al sur de Texas.
Este terreno, que se encuentra atravesado por el río Grande —la frontera natural entre Estados Unidos y México— fue adquirido por Texas a finales de octubre, con el objetivo de “reforzar la seguridad fronteriza y ampliar la construcción del muro fronterizo”, según se destacó en un comunicado oficial sobre la compra.