Esta es la historia de uno de esos rostros que ves de reojo cada vez que cruzas hacia El Paso, una mujer que trabaja de ambulante y ha tenido que sobrevivir a la pandemia y la enfermedad de su hijo.
La conocí hace unos días, en el Hospital Infantil de Chihuahua, donde entre desvelos las madres de los pequeños internados tratamos de hacer amistades con nuestras iguales de camas continuas.
Ella, en pantalonera, con aspecto humilde, cansada y con 21 días al pendiente de su pequeño, que padecía postrado enseguida de la cama de mi hija.
Al sacarle plática, me contó lo vivido… ella es vendedora ambulante en uno de los cruceros, a veces vendía elotes, y otras lo que podía.
“No escogí esta vida, y es lo único que tengo para sacar dinero, ahora apenas si tengo para darle de comer a mis hijos, y eso que mi mamá me ayuda con dos”, relata una joven madre de 5 niños, uno de ellos sin poder valerse ante una enfermedad.
El coronavirus le afectó demasiado, y al ser madre soltera, no ha tenido de otra… sus hijos deben comer, por lo que al preguntarle como le hacía, se abrió para aceptar que ha tenido que conseguirse “novios” que le den algo de dinero, para mandarlo a sus otros dos hijos que por ahora cuida una vecina.
“La verdad va a sonar feo, pero a veces agradezco a Dios que aquí mi hijo recibe comida y que no me cobran, y yo duermo enseguida de él, como de lo que muchas personas traen a donar o pues me echo una sopa instántanea y ya, mi mamá me ayuda con dos hijos y los otros dos, pues como te digo, ahi les mando algo con mi vecina de lo que me dan mis novios”, agregó.
Espera que su hijo siga evolucionando, pero aceptó que la situación de los cruces y sus restricciones, no le ofrecen un buen panorama, y que a final de cuentas no importaba como pero debía sacar adelante a sus hijos, vendiendo elotes, recuerdos o su cuerpo.